Hacia la unión con Dios

‘Se están cumpliendo las profecías’

Posted by pablofranciscomaurino en 14 junio, 2008

 

Es enorme la cantidad de cristianos que están afirmando que ya llegó el fin de los tiempos, que ya viene Jesucristo, que pronto se acabará el mundo… Se oyen voces de expertos que están alarmando a la población con frases de la Biblia en las que se develan —según ellos— los acontecimientos «claves» que lo demuestran o, también, en mensajes o profecías de algunos videntes que recibieron de parte de la Virgen o de otros.

 

En el texto sagrado se lee lo que Jesús enseñó al respecto:

 

Como Jesús después se sentara en el monte de los Olivos, los discípulos se acercaron y le preguntaron en privado: «Dinos cuándo ocurrirá todo eso. ¿Qué señales anunciarán tu venida y el fin de la historia?» Jesús les contestó: «No se dejen engañar: ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerra. Pero no se alarmen; todo eso tiene que pasar, pero no será todavía el fin. Unas naciones lucharán contra otras y se levantará un reino contra otro reino; habrá hambre y terremotos en diversos lugares. Esos serán los primeros dolores del parto. (Mt 24, 3-4. 6-8; Mc 13, 7-8)

«No se asusten si oyen hablar de guerras y disturbios, porque estas cosas tienen que ocurrir primero, pero el fin no llegará tan de inmediato.» (Lc 21, 9)

 

Dos aspectos principales deben destacarse de estas frases de quien se llamó a sí mismo «la Verdad»: que no nos alarmemos, puesto que no será todavía el fin. ¿Por qué, entonces, asustarnos y angustiarnos con esos mensajes alarmantes?

 

Además, Jesús nos da la razón:

 

«Porque primero el Evangelio tiene que ser proclamado en todas las naciones.» (Mc 13, 10)

«Esta Buena Nueva del Reino será proclamada en el mundo entero, y todas las naciones oirán el mensaje; después vendrá el fin.» (Mc 24, 14)

 

Si el que es la misma Verdad afirma que primero el Evangelio tiene que ser proclamado en todas las naciones y todas oirán el mensaje, podemos deducir que todavía no llegará el fin.

 

Pero lo que nos puede ayudar más es otra aseveración de Jesucristo:

 

«Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el Padre.» (Mt 24, 36; Mc 13, 32)

 

Ni siquiera los ángeles lo saben ¡Ni siquiera el Hijo de Dios lo sabe!, solo el Padre. Por lo tanto, ¿quiénes son esos videntes o «expertos»? ¿Saben lo que el mismo Jesús ignora?

 

El Salvador dejó claro lo que debemos hacer mientras tanto:

 

«Por eso estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor. Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa. Por eso, estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos esperan.» (Mt 24, 42-44)

 

Y, ¿cómo estar preparados? Jesús también contestó esa pregunta:

 

«Cuiden de ustedes mismos, no sea que una vida materializada, las borracheras o las preocupaciones de este mundo los vuelvan interiormente torpes y ese día caiga sobre ustedes de improviso, pues se cerrará como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Por eso estén vigilando y orando en todo momento, para que se les conceda escapar de todo lo que debe suceder y estar de pie ante el Hijo del Hombre.» (Lc 21, 34-36)

 

Según el Redentor, todo esto es lo que tenemos que hacer para salvarnos.

 

«Manténganse firmes y se salvarán.» (Lc 21, 19)

 

Y entenderemos que lo que está sucediendo no es para angustiarnos:

 

«Cuando se presenten los primeros signos, enderécense y levanten la cabeza, porque está cerca su liberación.» (Lc 21, 28)

 

 

 

 

 

 

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